No.
Cuando estoy a tu lado,
la Luna, no brilla más
ni salen a cantar
los pájaros.
El cielo no siempre
es azúl
y el mar
queda demasiado lejos
de nosotros.
Pero,
mi vida,
todos esos tópicos de mierda
no te merecen.
Porque
con la mano en el pecho,
tu sonrisa en mis pupilas
y los orgasmos en la memoria,
tengo que confesarte
que, sin duda,
lo que hace bonito el paisaje
eres tú.

C.

Estás, por eso soy.
Por eso somos. Por eso estamos.

Amar es saltar al vacío
con la seguridad de que alguien
estará ahí para salvarte.
El miedo se apodera de tu mente.

Lloras.
Dudas. 

Pero te lanzas.
Y te salvan.
Gracias.

Eres el vacío que me llena.
El tic-tac del reloj
esperando que llegue el fin de semana
para verte.
Las ganas de besarte
y que me vuelvas a salvar.
La mano que me ofreces mientras conduces
y el suspiro que sale de mi alma al mirarte.

Es como cuando te vas y
todo lo que me rodea
me parece lo más absurdo del planeta.
Como explicarte que para mí
el infierno es cualquier lugar
en el que tú no estés.
Y que la soledad
-siempre un poco mía-
aparece en el momento
en que desapareces tú.

Desde que tú estás
todo lo malo ha desaparecido.
¡Y qué bonito es tenerte aquí!
Y cuando me dicen que hablo siempre de ti
contesto que es la única manera
de tenerte cerca de mi boca si no estás.

Me has enseñado a conjugar siempre en presente.
Claro que has estado en mi pasado.
Y estarás en mi futuro.
Simplemente vamos a dejar atrás el tiempo imperfecto
para conjugar el presente perfecto de nuestra vida.
Porque decir ‘te cielo, aquí y ahora’
es el regalo más bonito que me he hecho jamás.

Te voy a dejar.
Sin tristezas, sin ropa.
Elegir el lado de la cama.
Estar conmigo.
Te voy a dejar.
Sin habla, sin miedos.
Elegir el color de las paredes.
Estar feliz siempre.
Te voy a dejar, pero a mi lado.

Es irónico que nunca creyera en la suerte
hasta que llegaste tú.
Porque cuando estoy bien tú estás.
Pero cuando yo estoy mal tú no eres.
Tú no vives.
Tú no sientes.
Solo existes para hacerme feliz.
Y a eso yo lo llamo suerte.

Porque estoy pensando en ti.
Y mientras tanto
a 25 kilómetros de aquí
un par de grados menos
y 20 minutos en coche
tú estás leyendo esto
y la vida por fin tiene sentido.




                                               Te cielo.

(Extra)Terrestre.

Siempre me he sentido diferente. Cuando era una niña creía que yo venía de un país lejano, que mis padres no eran mis padres y que yo no me llamaba Lara. Tonterías. Creía que tenía poderes mágicos hasta tal punto que más de una vez hice magia. Todas las noches miraba al cielo desde mi ventana esperando a que mi verdadera familia viniera a buscarme en su nave espacial, pero el único que llegaba cada día para saludarme con una sonrisa era el sol. Y así noche tras noche. Mientras el resto de los niños jugaban con sus muñecos yo mandaba mensajes de papel al cielo para que alguno de mis compañeros extraterrestres los leyera y decidiera volver a por mí. Me gustaba fantasear con eso. Inventé una lengua y un código secreto que solo entendíamos mi familia del espacio y yo. Me hacía feliz. Miraba al resto de los niños y me sentía rara. No me gustaban las mismas cosas que a ellos y en el fondo me hacía sentir más yo misma. Ya veis, siempre he estado como una jodida cabra.
Estuve esperando durante años que vinieran a rescatarme hasta que lo comprendí. No venía de ningún planeta lejano. Recuerdo que lloré, lloré mucho, pero tuve que conformarme. Eso es un poco la vida. Ese día dejé de ser un poco especial. 

Escribo y leo tanta poesía a lo largo del día que ya no se que he escrito yo, que no es mío y he adoptado y que nunca ha llegado a ser escrito.

.

Invierno. Era de noche y hacía tanto frío que mi corazón se había congelado. Estuve tanto tiempo esperando verte aparecer a lo lejos que ya nunca podría mirar más cerca del horizonte. Como dolía recordarte. Esperé, espere a que un día por casualidad tú decidieras volver. Hubiera esperado toda la vida en ese mismo lugar, nuestro lugar. Volver a casa me produciría tanto daño que decidí no volver jamás. Tú eras mi hogar, y sin ti, nuestra casa tan solo eran 80 metros cuadrados de recuerdos.  Jamás hubo despedida y eso era lo que me empujaba a pensar que nunca te habías marchado. Me amoldé. Mi estado era en continua espera y mis huesos ya no soportaban más aquel diciembre. Decidí que si quería encontrarte tenía que dejar de buscarte. Todo era más triste sin ti. Las calles estaban tan vacías que incluso llegué a imaginar que todo el mundo notaba tu ausencia.  Los coches ya no paraban a repostar y los niños dejaron de jugar. Decidí que el destino era algo de cobardes... y yo siempre fui una cobarde y dejé de creer en él.

Paseaba siempre por el mismo lugar. Me fumaba un cigarro a medias contigo después de soñarnos haciendo el amor. Como echaba de menos hacerte sonreír. Desde que te fuiste, ya nadie sonríe. Y con nadie me refiero a mí, en mi mundo solo existimos tú y yo. Ya no quería respirar si no era para respirarte. Y entonces recordé cuando jugábamos a lanzar aviones de papel. Escribí “Adiós” en el último avión y entonces te vi, a lo lejos, esperándome también. Te agachaste despacio a recoger aquel último suspiro y lo leíste. Me miraste, era esa, tú mirada, no podías ser otro. Y me acerqué, y me di cuenta de que el destino es más fuerte, que estábamos hechos para acabar así, no podría haber existido nunca otro final. Te besé, nos besamos, para siempre. Nunca más desperté. Tú dormías a mi lado. Conseguimos lo que siempre supimos que viviríamos, un amor más allá de la muerte.

Vete, de verdad, vete por donde has venido. Ella ya te advirtió que no era una chica normal y tú no le hiciste caso. Supongo que la muchedumbre está tan costumbrada a relacionar la locura con una virtud que ya nadie la toma enserio, pero ella no. Cuando ella te dijo "Voy ha hacerte daño. Estoy loca, y eso no es lo peor, lo peor es que voy ha seguir siéndolo." tú te reíste y afirmaste que estabas dispuesto a poner un poco de locura en tu vida. Jodido iluso. Llevas tan poco tiempo en el infierno que todavía piensas que ella es maravillosa. Le dices que es especial y todavía no adviertes cuanto. Está claro que ella te ama, por supuesto que te ama, si ella te ha dicho eso créela porque una de sus pocas virtudes es que no sabe mentir. Pero ahora volvemos al principio, a su locura. Ella podrá amarte, pero no sabrá como hacerlo. Te dirá que la olvides porque en el fondo es una cobarde y tiene miedo a ser feliz. Hace tanto tiempo que es triste que ha acabado acostumbrándose y ya no quiere cambiarlo. A ella le gusta más ser un alma rota que se ahoga entre versos y copas que ser una persona feliz. Y tú, como un estúpido queriendo estar con una mujer que solo te va a traer problemas... Pobre ignorante, en el fondo, me das pena.

Ella, otra vez.

Amante de los vicios y de los excesos. Su vida es un auténtico caos y le gusta que sea así. Está completamente loca y lo peor es que lo sabe. Hace algunos años era una persona normal, pero ya no. La vida le dio tantas ostias que su odio hacia el todo que la rodea fue aumentando. Sus instintos destructivos afloraron, y de que manera. Ahora simplemente no la cabrees demasiado o terminarás por ser otra de sus muchas victimas. -Y no me refiero a victimas mortales, a pesar de que alguno visitó sus infiernos. Me refiero a todos y cada uno de los corazones que ha ido dejando rotos por ahí, las sonrisas que apagó y las almas que dejó desnudas en su cama- Nunca, y repito, NUNCA intentes amarla porque ella nunca te amará a ti. Ella ya amó una vez de una manera tan especial que ya no le queda amor que dar, aunque le joda. A ella pídele un tequila y unas cuantas sonrisas. También puedes pedirle unas lágrimas porque te aseguro que le sobran. Simplemente nunca intentes comprenderla, porque acabarás luchando solo y si ella decide intentar comprenderte a ti, huye, márchate por donde has venido y no mires atrás. Es por tu bien, quedas avisado. 
Después de estas presentaciones impresentables solo me queda decirte que si a pesar de todo estás dispuesto a entrar en su corazón y no solo en su cama, tendrás que aprender a amar sus rarezas. También has de estar un poco loco para poder sobrellevar su locura. Por lo demás, no se, simplemente te deseo suerte, te acompaño en el sentimiento y te aconsejo que vayas preparando tu testamento. Yo me quedaré aquí observando, por si algún día necesitas ayuda para huir. Cuídate.

Auto-masoquismo.

Durante mucho tiempo ha existido una máxima en mi vida, una especie de miedo que hacía que siempre huyera de algo. Pero.. ¿De qué? ¿De quién? Solo después de meses acostándome a las 5 de la mañana entre tequila y lágrimas he llegado a contestar a este jodido cuestionario de supervivencia que tenía aparcado por ahí. La verdad es que ha sido demasiado fácil, era una respuesta tan obvia que siempre la pase por alto. Es como cuando todas las mañanas piensas "tengo que comprar café, se está acabando" y de repente una mañana te despiertas y ¡ZAS! no queda café, entonces te paras a pensar en porque fuiste al jodido supermercado antes y tu única respuesta es que eres lo suficientemente idiota como para auto-lesionarte de esa forma. Y no, no solo me refiero al café.
Y ahí aparece la respuesta a mi odio hacia el todo que me rodea. El problema es ese, soy yo. ¡Claro! Era demasiado fácil. Durante este tiempo yo he sido la única que ha llenado de minas anti-persona mi vida, desmembrandome todos y cada uno de mis deseos. ¡Si es que soy estúpida!