martes, 4 de diciembre de 2012

Un día cualquiera, de golpe y porrazo te paras a pensar en como es tu vida y te das cuenta de que nada de lo que hay en ella está tal y como a ti te gustaría. No destacas en nada, eres simplemente simple. Y te llena de coraje e impotencia. Sales a la calle y nada te llena. Ves a la gente, orgullosos de ser mediocres. Tú no quieres ser mediocre. Vuelves a casa, y coges un libro. Y no puedes leer porque en tu casa están viendo el fútbol tan fuerte que no te puedes concentrar. Y vas ahí. Y te das cuenta de que los quieres, pero que tú no quieres eso para ti. Te das cuenta de que eres diferente al resto de la gente que te rodea, que nadie se sabe los diálogos de las películas o la discografía entera de grupos que solo tú conoces. Te das cuenta de que la gente no escucha chopin ni le gusta el teatro. Te das cuenta de que nadie tiene como aspiración ser quien siempre a querido ser. Te das cuenta de que nadie pone el amor por encima de el resto de las cosas, como haces tú. Te das cuenta de que el mundo es egoísta y está un poco loco y te das cuenta de que te mezclas en simpleza y no estás dispuesta a ello. Así que ese día decides cambiar. Decides demostrarle al mundo que no eres como ellos creen que eres, que eres diferente y que estás jodidamente orgullosa de eso. Ya no dejarás que digan "Esos grupos raros que escuchas" o "Eres una friqui" o un simple "Deja de soñar·. Tú sabes que tienes mucho que exigir y que exigirte. Decides no ser una "mierdocre". Decides salir ahí y conseguir lo que quieres. Después de todo lo vivido solo tienes clara una cosa: tú has nacido para mucho más.

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Sonrisas